Además del giro en el sistema económico, alimenticio y de salud, la pandemia por COVID-19 trajo consigo consecuencias directas a la salud emocional de todos y todas, incluyendo el estado emocional de los niños y niñas.
Las restricciones del distanciamiento social han requerido horas y días enteros donde los niños y niñas deben permanecer dentro de sus casas. Alejarse de su centro estudiantil o círculo de amigos con quienes frecuentaban jugar y compartir, les ha provocado cierta ansiedad y estrés.