Durante esta pandemia de Covid-19, muchos aspectos de nuestra vida cotidiana se han transformado, y la educación no ha sido la excepción. En estos años, las clases han dejado de ser presenciales y se han llevado a un entorno virtual, una medida que permitió evitar más contagios. Pero, ¿qué pasó con la educación intercultural que se ejerce en las zonas rurales de Perú? ¿A qué se han enfrentado los estudiantes en lugares donde muy poca población cuenta con equipos para acceder a clases virtuales o en donde no existe el servicio de internet?
Durante esta pandemia de Covid-19, muchos aspectos de nuestra vida cotidiana se han transformado, y la educación no ha sido la excepción. En estos años, las clases han dejado de ser presenciales y se han llevado a un entorno virtual, una medida que permitió evitar más contagios. Pero, ¿qué pasó con la educación intercultural que se ejerce en las zonas rurales de Perú? ¿A qué se han enfrentado los estudiantes en lugares donde muy poca población cuenta con equipos para acceder a clases virtuales o en donde no existe el servicio de internet?
A lo largo de dos años de la pandemia por Covid-19, las mujeres han tenido un papel fundamental, respondiendo con eficacia a las necesidades que trajo consigo esta contingencia sanitaria. No obstante, las dificultades para el ejercicio de su derecho a la participación política han aumentado, enfrentándose a un incremento en las jornadas de cuidados hacia sus familias, así como mayor marginación y violencia.
A lo largo de dos años de la pandemia por Covid-19, las mujeres han tenido un papel fundamental, respondiendo con eficacia a las necesidades que trajo consigo esta contingencia sanitaria. No obstante, las dificultades para el ejercicio de su derecho a la participación política han aumentado, enfrentándose a un incremento en las jornadas de cuidados hacia sus familias, así como mayor marginación y violencia.