Los combustibles fósiles y otras fuentes de energía convencionales liberan muchos gases de efecto invernadero que perjudican al medio ambiente. Por esta razón, a nivel mundial se habla de la necesidad de una transición hacia el uso de fuentes de energías más limpias y el desarrollo de tecnologías como los sistemas de almacenamiento en baterías. No obstante, para la creación de dichas baterías son necesarios los llamados “minerales de transición”, cuya extracción aumenta el peligro de nuevos desplazamientos y despojo de territorios de los Pueblos Indígenas.
Los combustibles fósiles y otras fuentes de energía convencionales liberan muchos gases de efecto invernadero que perjudican al medio ambiente. Por esta razón, a nivel mundial se habla de la necesidad de una transición hacia el uso de fuentes de energías más limpias y el desarrollo de tecnologías como los sistemas de almacenamiento en baterías. No obstante, para la creación de dichas baterías son necesarios los llamados “minerales de transición”, cuya extracción aumenta el peligro de nuevos desplazamientos y despojo de territorios de los Pueblos Indígenas.
Los combustibles fósiles y otras fuentes de energía convencionales liberan muchos gases de efecto invernadero que perjudican al medio ambiente. Por esta razón, a nivel mundial se habla de la necesidad de una transición hacia el uso de fuentes de energías más limpias y el desarrollo de tecnologías como los sistemas de almacenamiento en baterías. No obstante, para la creación de dichas baterías son necesarios los llamados “minerales de transición”, cuya extracción aumenta el peligro de nuevos desplazamientos y despojo de territorios de los Pueblos Indígenas.
Los combustibles fósiles y otras fuentes de energía convencionales liberan muchos gases de efecto invernadero que perjudican al medio ambiente. Por esta razón, a nivel mundial se habla de la necesidad de una transición hacia el uso de fuentes de energías más limpias y el desarrollo de tecnologías como los sistemas de almacenamiento en baterías. No obstante, para la creación de dichas baterías son necesarios los llamados “minerales de transición”, cuya extracción aumenta el peligro de nuevos desplazamientos y despojo de territorios de los Pueblos Indígenas.
Los combustibles fósiles y otras fuentes de energía convencionales liberan muchos gases de efecto invernadero que perjudican al medio ambiente. Por esta razón, a nivel mundial se habla de la necesidad de una transición hacia el uso de fuentes de energías más limpias y el desarrollo de tecnologías como los sistemas de almacenamiento en baterías. No obstante, para la creación de dichas baterías son necesarios los llamados “minerales de transición”, cuya extracción aumenta el peligro de nuevos desplazamientos y despojo de territorios de los Pueblos Indígenas.
De acuerdo con cifras oficiales, en Colombia hay más de 21 mil personas que se autoidentifican como misak, uno de los 115 Pueblos Indígenas y comunidades afrodescendientes que tienen sus territorios en dicho país. En 1980 los misak iniciaron un proceso de descolonización y en la actualidad están caminando en la construcción de su autonomía en temas como educación, salud, justicia, entre otros.
De acuerdo con cifras oficiales, en Colombia hay más de 21 mil personas que se autoidentifican como Misak, uno de los 115 Pueblos Indígenas y comunidades afrodescendientes que tienen sus territorios en dicho país. En 1980 los Misak iniciaron un proceso de descolonización y en la actualidad están caminando en la construcción de su autonomía en temas como educación, salud, justicia, entre otros.
El 12 de octubre de 1492, cuando Cristóbal Colón llegó al territorio que hoy es conocido como continente americano, los Pueblos que ancestralmente habitábamos estas tierras comenzamos una lucha que continúa hasta nuestros días: luchamos para seguir existiendo como lo que somos, Pueblos Indígenas con una lengua, cultura, tradiciones, espiritualidad, territorios y formas de organización y de vida que nos son propias desde tiempos inmemoriales.
La Fundación para las Comunidades Colombianas (FUNCOL) lleva 43 años trabajando por los derechos de comunidades Indígenas y campesinas en Colombia. Surge en un contexto marcado por varios aspectos fundamentales: el movimiento Indígena y campesino entre las décadas de 1960 y 1970, el Estatuto de Seguridad puesto en marcha bajo el gobierno de Julio César Turbay Ayala en 1978, la acción de actores armados y del narcotráfico, y cambios institucionales con intención reformista, por ejemplo la Ley de Reforma Agraria.
“¿Por qué nos están matando? Como Pueblos Indígenas, afros y campesinos, ¿cómo vamos a resistir y a organizarnos para agrietar este plan de muerte?” Así comienza este programa de radio en el que jóvenes, mujeres, autoridades tradicionales, guardias y analistas reflexionan sobre la lucha de los pueblos Indígenas del Cauca colombiano contra el narcotráfico y el crimen organizado.