Desde hace varios años, pueblos y comunidades Indígenas en el Sureste de México, que comprende Estados como Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, se enfrentan a todo tipo de megaproyectos en sus territorios. Cientos de hectáreas de selvas han sido devastadas para dar paso a monocultivos de soya, sorgo y arroz; también para la instalación de mega granjas de cerdos, parques eólicos y fotovoltaicos, y recientemente, para el paso del llamado Tren Maya.